Los cuidadores de mayores dependientes pueden sufrir ansiedad o depresión. europapress.es
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JAÉN, 22 Jun. (EUROPA PRESS) –
Las personas cuidadoras de mayores dependientes en el entorno doméstico pueden sufrir ansiedad, depresión, problemas osteo-articulares o aislamiento social, por su labor diaria, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Jaén (UJA).
Los investigadores del departamento de Enfermería de la Universidad de Jaén Rafael del Pino, Antonio Frías y Pedro Palomino analizan y estudian el cuidado familiar de personas mayores dependientes en el entorno doméstico con los objetivos de explicar su repercusión en la sociedad y en los servicios de salud e identificar perfiles de riesgo en personas cuidadoras, “lo que permitirá a los servicios sanitarios la detección y atención precoz de las consecuencias negativas derivadas de la actividad cuidadora”, según explicó en un comunicado la UJA.
El 83,5% de los mayores dependientes están atendidos por familiares, por ello estos investigadores están estudiando al colectivo de personas cuidadoras. “Realizar esta labor afecta a la persona cuidadora en su vida diaria, provocando, entre otras cosas, depresión, ansiedad, problemas osteo-articulares o aislamiento social. Por este motivo es un grupo importante de asistencia dentro de la atención de enfermería”, explicó Del Pino.
La línea de investigación que están desarrollando en la actualidad consta de diferentes estudios. El primer estudio, que ha formado parte de la tesis doctoral del profesor Del Pino, se ha llevado a cabo sobre una muestra de 204 personas cuidadoras de familiares mayores dependientes de las poblaciones de La Carolina, Santisteban del Puerto, Bailén, Linares, Andújar y pueblos aledaños.
Dicho estudio ha contribuido a describir el perfil de las personas cuidadoras en riesgo de alteraciones psicológicas. Estas personas se caracterizan por ser mujeres, de alta dedicación a la persona dependiente, baja satisfacción con el apoyo social recibido y baja satisfacción con la actividad cuidadora; además, sus motivos para cuidar están más próximos a la obligación moral que a la reciprocidad.
“Este perfil facilitará la labor preventiva a los profesionales de los servicios de salud, al facilitarles una foto de las personas cuidadoras más frágiles, y así poder actuar antes sobre ellos y evitar las consecuencias negativas tanto para dichas personas como para las personas a las que cuidan”, detalló.
El segundo estudio tiene como objetivo profundizar en el análisis y medición de los motivos que llevan a las personas a cuidar de un familiar mayor dependiente, con la finalidad última de seguir analizando uno de los resultados del estudio anterior. Dicho estudio, que cuenta con financiación del Plan Nacional de I+D+I (Acciones Estratégicas en Salud).
Estos científicos trabajan en los resultados de la encuesta sobre el Apoyo Informal a las personas Mayores (realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas y el Imserso) para analizar las diferencias de género en las personas cuidadoras. Según esta encuesta, que abarca más de 1.500 personas encuestadas, el porcentaje de cuidadores masculinos no solo no ha subido en España en los últimos 10 años, sino que ha bajado.
“Otro resultado interesante es que, a diferencia de otros países, en España la dedicación al cuidado es similar en mujeres y hombres. Este hecho, unido al escaso número de hombres cuidadores, pone de manifiesto que en nuestro país se mantiene la estructura familiar tradicional de selección de personas cuidadoras, basada en criterios de género –la mujer la primera opción familiar a la hora de cuidar a un mayor dependiente– y familismo –el internamiento en una residencia la ultima opción–, de manera que el hombre llega a cuidador principal cuando las posibilidades femeninas se han agotado, y cuando esto sucede, tiene que desarrollar la misma labor que las mujeres cuidadoras”.
Así, abogó por favorecer la implicación masculina en el cuidado, “como una forma de dar continuidad a un sistema de atención basado en gran medida en el cuidado familiar”, concluyó Rafael del Pino.