Hoy ha causado sensación la siguiente esquela, publicada originalmente en el ABC y de la que se hace eco el Huffington Post: “Una mujer encarga una esquela para perdonar a sus hermanos y su hija ‘por su absoluta falta de cariño'”
Quiso en sus últimos momentos de vida dejar encargada la publicación de esta esquela para manifestar su perdón a los familiares que la abandonaron cuando más les necesito, sus hermanos Juan Hernández Rodríguez y Manuel Hernández Rodríguez y su hija María Soledad García Hernández por su absoluta falta de cariño y apoyo durante su larga y penosa enfermedad. El cuerpo fue sepultado cristianamente en el cementerio de Camarma de Estruelas (Madrid) su hijo y amigos.
Y la sensación de terror y pánico que muestran los comentarios me ha parecido una fantástica ocasión para recordar el tema de las “obligaciones filiales de cuidado” y sus complicadas negociaciones, así como lo que esconden: en no pocos países estas se encuentran vinculadas a una distribución sexual del trabajo de cuidados en el ámbito familiar (véase para el caso español el trabajo de IMSERSO y GFK. (2005). Cuidados a las Personas Mayores en los Hogares Españoles. El entorno familiar. Madrid: IMSERSO | O el menos sesudo, pero igualmente significativo trabajo de L. Carandell (1975). Tus amigos no te olvidan. Madrid: Guadiana de Publicaciones, una divertida a la vez que tétrica recopilación de esquelas, de la que se puede encontrar una buena muestra en esta entrada del blog Del negro al gris).
Para una fantástica panorámica, véase la comparativa internacional de I. Aboderin “‘Conditionality’ and ‘limits’ of filial obligation: conceptual levers for developing a better understanding of the motivational basis and societal shifts or patterns in old age family support” o los resultados del proyecto “OASIS – Old Age and Autonomy: The Role of Service Systems and Intergenerational Family Solidarity” (comparando la situación de Alemania, Israel, Noruega, España y Reino Unido)
Además de los innumerables estudios y de muchas posibles representaciones y reflexiones antropológicas, como las de S. Lamb en su libro “Aging and the Indian Diaspora: Cosmopolitan Families in India and Abroad” (que trata de las transformaciones en la seva o servicio familiar –por el que toda persona se siente obligada a practicar el cuidado de los mayores a partir de un criterio de circularidad y reciprocidad- ante la occidentalización producida por la emigración de muchos hijos y la incorporación de hábitos de “vida independiente”), no puedo sino acordarme de la maravilla de película de Y. Ozu “Cuentos de Tokio” (1953), que según la ficha en IMDb narra la situación de:
“Un matrimonio de ancianos viaja a Tokio a visitar a sus hijos pero encuentran indiferencia, ingratitud egoísmo y una marcada diferencia cultural. Cuando los impacientes hijos envían a los ancianos de vuelta a casa, entramos en una profunda reflexión acerca de la mortalidad y la familia”
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