Together with Martin Tironi we have written this review essay on the smart city, published in the latest number of Tecnoscienza.
Together with Martin Tironi we have written this review essay on the smart city, published in the latest number of Tecnoscienza.
“En torno a la silla“, the collaborative design collective seeking to self-fabricate and self-manage the production of DIY and P2P technical aids for independent living in which I collaborate ethnographically since 2012, was featured in La2’s (Spanish National TV network) “La aventura del saber“, broadcasted originally on April 13th 2015. Now with English subtitles!
We speak of the collective “En torno a la silla”, composed by a heterogeneous group of people seeking to collaboratively fabricate taylor-made prototypes with functionally diverse people in order to experiment with personalized solutions seeking to meet the needs of each wheelchair user. All this to make a more accessible city. The live footage used in the broadcasting was shot by Arianna Mencaroni for the webdocumentary “Off catalogue”
I will be showing it tomorrow July 1st 2015 at the inauguration of TUM’s Munich Center for Technology in Society (where I will be working as Senior researcher within Ignacio Farías’s reseach group ‘Infrastructure & participation‘).
1 & 2 June 2015 | Paris, Collège d’études mondiales (FMSH)
Organizing team: Vincent Duclos, Vinh-Kim Nguyen, Tomás Sanchez-Criado & Frédéric Keck
[Una primera versión de este texto apareció en el blog “Aprendizajes comunes” | Una segunda versión en “Fuera de clase“]
Imagen con licencia CC BY, tomada de Wikimedia Commons
La mayor parte de las veces no sabemos que tenemos cuerpo hasta que lo sentimos, hasta que nos grita que no puede más, hasta que nos avisa de que como sigamos así se nos romperá, o hasta que se nos salta el corazón del pecho cuando recibimos una buena noticia o cuando vemos algo o a alguien que deseamos con pasión desenfrenada, hasta que no nos señalan con el dedo y nos discriminan por nuestro color de piel, nuestra morfología corporal, nuestra sexualidad o nuestra vestimenta o hasta que no nos damos cuenta de que la ciudad no ha sido hecha para los que son diversos, topando contra el bordillo de una acera que parece un acantilado. Para mucha gente el cuerpo es eso transparente que somos casi sin saberlo, eso que hacemos casi sin notarlo. Nos pasamos el día hablando de cosas que lo suponen, lo teorizan, lo tematizan, lo plantean, lo describen siempre de formas peculiares y, comúnmente, bastante enrevesadas: baste pasar por un bar un domingo por la tarde para que veamos cómo un simple giro de rodilla, una carrera mal pegada o un mal gesto en un campo de fútbol se convierte a ojos de muchas personas en algo sobre lo que dirimir incansablemente durante los días venideros. Pero el mismo oleaje de repercusiones puede desencadenar un do de pecho en un auditorio o una sutil caricia y una mirada entre las sábanas.
A pesar de esta inversión en maneras de contarnos, hay muchas veces que lo consideramos, lo notamos o lo sentimos, pero no encontramos palabras o maneras de hablar de “ello”. Y es en esas situaciones que podemos reivindicar, aún sacándola de contexto, esa conocida frase del filósofo sefardí Baruch de Spinoza que, como un rayo contundente del pensamiento; que como un haiku, describe, ilustra y abre a la intuición de lo que tantas veces nos ocurre, pero de forma sucinta, contundente y cotidiana: “Nadie sabe lo que puede un cuerpo”. Porque la mayor parte de veces no sabemos a ciencia cierta lo que es, o lo que puede llegar a ser “eso” que somos, en soledad o en colectivo, sin saber serlo hasta que prácticamente desempaquetamos hasta dónde puede llegar, con qué se puede conectar y cómo puede crecer o menguar en su capacidad de acción.
Imagen con licencia CC BY, tomada de Wikimedia Commons
El caso es que “el cuerpo” ha venido siendo uno de los grandes asuntos del pensamiento para no pocas tradiciones y culturas. Nuestras contemporáneas instituciones educativas e investigadoras están ancladas culturalmente en una particular herencia semítica que, aun en su versión moderna, nos ha venido obsesionando acerca de los dimes y diretes de la homología o la unicidad de cuerpo y alma. Y ese fenómeno que aquí y ahora llamamos cuerpo, se nos aparece casi siempre en singular; eso que permite describir y mostrar lo que somos en tanto que seres únicos e individuales: el chasis o el basamento de lo que somos como personas. Disciplinas como la filosofía desde el siglo XVI o más recientemente desde el siglo XIX la biología o la psicología no han cejado de intentar analizarlo, diseccionarlo, estudiarlo, delimitarlo y medirlo de cien maneras, ponerlo en palabras e imágenes (como esas fabulosas láminas y transparencias de anatomía superpuestas que nos sugieren su compleja composición, digna de un orfebre); e incluso convertirlo en un asunto de interés público, como en los estallidos de una pandemia, o el desarrollo histórico de las prácticas de higiene… (para una historia cultural del cuerpo, consultar los volúmenes de Corbin et al., 2005; Feher et al., 1999)
Pero la contundente frase de Spinoza resuena y percute una y otra vez volviendo sobre nosotros, como la marea sobre la playa, desfigurando esa imagen individual y nítida. Y el caso es que, aunque se han construido edificios increíbles de conocimiento sobre lo que se dice son nuestros organismos –la composición irisada de nuestra piel, los tejidos de nuestros órganos, el funcionamiento de la percepción o la circuitería bioelétrica de lo que llamamos sistema nervioso–; y aunque dediquemos innumerables horas a aprender a moverlo con la gracia y salero de una bailaora o con la precisión fina de un carpintero, cuando menos nos lo esperamos “eso” nos sale por peteneras, se nos aparece siempre mezclado y otras fragmentario y distribuido; y nos muestra algo que antes no habíamos notado o visto y se nos abre por un sitio que no hay quien lo entienda, objetive o ponga en palabras, al menos de primeras.
En estas situaciones esa experiencia con aristas y bordes pronunciados se nos aparece como lo que necesitamos paladear o discernir, invirtiendo dinero y esfuerzos considerables para encontrar el instrumental, los dispositivos de registro, con el objeto de entender e intervenir eso que nos pasa, en otras palabras, para “hacer cuerpos”(Mol & Law, 2012): para conjugar eso que se aparece y que se manifiesta en no pocas ocasiones con una pluralidad que no acaba de poder componer una imagen unitaria, sistémica y bien ordenada de lo que somos y podremos ser. Porque, a pesar de lo que creamos, la tozudez extraña de eso que somos no se nos revela a primera vista y requiere de nosotras nuestra mejor inventiva para crear buenas preguntas que nos permitan mostrar la pluralidad y las muy diferentes maneras de hacer cuerpo (Mauss, 1996), para hacerlas relevantes.
Imagen con licencia CC BY, tomada de Wikimedia Commons
Sin embargo, una de las principales cuestiones a plantear para poder comenzar a hacerse buenas preguntas es quién tiene la competencia del “hacer cuerpo”. No en vano el cuerpo ha venido siendo desde hace algunos siglos uno de los principales lugares donde se ejerce el control social y en torno al cual se han venido erigiendo innumerables saberes monopolio de expertos que quieren “decir verdad” sobre lo que nos pasa, o lo que es más: que dicen saber lo que nos pasa. Un cuerpo que “tenemos”, pero que en realidad “es tenido” por otros. Un cuerpo que quizá tengamos que redistribuir, lo que es tanto como aceptar que tendremos que pensar entre todos, en común, lo que nos pasa.
METABODY. FUENTE: “LA AVENTURA DEL SABER”
Tener el cuerpo, recuperarlo, sin embargo, requiere de nosotras un pequeño esfuerzo, porque en el fondo significa “[…] aprender a afectarse, esto es a ‘efectuarse’, a ser movido, puesto en movimiento por otras entidades, humanas o no humanas” (Latour, 2004: 205). Y para ello necesitamos aprender, hacernos sensibles a nuestra propia experiencia, a eso que somos y a toda la gran cantidad de cosas que, en realidad, ya sabemos; a lo que nos da la vida y, sobre todo, a lo que nos mata. Por eso, necesitamos encontrar maneras de reunirnos en torno a nuestra experiencia para explicar en palabras, para crear cacharros y buscar diferentes andamiajes articulatorios que nos permitan discutir y compartir nuestras experiencias, nuestras dolencias y gozos (Despret, 2008).
Hay ocasiones en que esto se nos hace muy fácil, porque la experiencia compartida, aunque difícil siempre de articular, se nos revela de forma brutal y preclara. El increíble historial de tecnologías y saberes bélicos, así como la violencia y masacres que han permitido a lo largo del siglo XX han sido, paradójicamente, uno de los mayores vectores de explicitación de los límites y nuevos escenarios para hacer cuerpo. Pensemos, por ejemplo, en el uso de gas en la Primera Guerra Mundial donde se experimentó a placer con innumerables compuestos químicos para aniquilar masivamente, donde los diferentes bandos en contienda intentaron controlar o diseñar las nubes de aire mortal, no sin muchas veces acabar muriendo víctima del propio “terror desde el aire” ante un cambio de viento, aprendiendo de forma macabra a entender sus efectos en las propias carnes (para un desgarrador relato de la utilización masiva de gases de cloro el 22 de abril de 1915 en Ieper, Bélgica, por parte de los alemanes, véase el relato de Sloterdijk, 2006: pp. 76-78).
Pero en la mayor parte de otras situaciones necesitaremos encontrar la manera. Y requerirá de nosotros un esfuerzo para intentar, como nos proponen ZEMOS98, “representar las realidades no comúnmente representadas en los medios”, con el objetivo de que más allá de una brecha entre saberes expertos y profanos, podamos explorar los contornos de una educación expandida sobre lo que es nuestro cuerpo, sobre lo que nos pasa. En contextos como el que nos explican en este vídeo buscaban “representar visualmente el trabajo en grupo y su inteligencia colectiva”, generando talleres y montando pequeños experimentos para “escuchar iniciativas de otros lugares y poder conectarlo con lo que está pasando en tu vida”. Experimentos, situaciones, cacharros y formas de sentarse a compartir la experiencia del tipo de las que aquí nos relatan (sobre cómo mostrar a los migrantes; juegos con diseños metodológicos para construir representaciones en común, como el montaje de la portada de un periódico ficticio de economía feminista) son cruciales para hacer accesibles y apropiables por parte del común los procesos de conocimiento del “hacer cuerpo”.
ZEMOS 98 Re-Mapping Europe. FUENTE: “LA AVENTURA DEL SABER”
“[…] Es a partir de la construcción de una comunidad de experiencia que cada cosa que experimentamos puede convertirse en mundo común” (Despret & Galetic, 2007: 61). En esta línea, pensar en el “hacer cuerpo” pudiera abrir una línea de indagación modesta sobre los cuerpos y los saberes comunes de diferentes colectivos y grupos –despectivamente denominados legos, bastardos o desclasados–; experiencias enormemente inspiradoras que nos ayudarían a hacernos buenas preguntas sobre el hacer cuerpo para así poder recuperar y redistribuir la competencia del aprender a afectarnos. En ello nos van muchas cosas. La primera y más importante quizá sea la posibilidad de extender la democracia a territorios encarnados dominados por el saber experto y tecnocrático…
Referencias
Corbin, A., Courtine, J.J. & Vigarello, G. (Eds.) (2005). Historia del cuerpo (3 vols). Madrid: Taurus.
Despret, D. (2008). El cuerpo de nuestros desvelos. Figuras de la antropo-zoo-génesis. En T. Sánchez Criado (Ed.), Tecnogénesis. La construcción técnica de las ecologías humanas (Vol. 1, pp. 229–261). Madrid: Antropólogos Iberoamericanos en Red.
Despret, D. & Galetic, S. (2007). Faire de James un “lecteur anachronique” de Von Uexküll: esquisse d’un perpectivisme radical. En D. Debaise (Ed.), Vie et Expérimentation: Peirce, James, Dewey (pp. 45–76). Paris: Vrin.
Feher, M., Naddaff, R. & Tazi, N. (Eds.) (1989). Fragmentos para una historia del cuerpo humano (3 vols.). Madrid: Taurus.
Latour, B. (2004). How to talk about the body? The normative dimension of Science Studies. Body & Society, 10(2-3), 205–229.
Mauss, M. (1996). Las técnicas del cuerpo [1934]. En J. Crary & S. Kwinter (Eds.),Incorporaciones (pp. 385–408). Madrid: Cátedra.
Mol, A. & Law, J. (2012). Acción encarnada, cuerpos actuados. El ejemplo de la hipoglucemia. En R. Ibáñez Martin & E. Pérez Sedeño (Eds.), Cuerpos y diferencias(pp. 153–177). Madrid: Plaza y Valdés.
Sloterdijk, P. (2006). Esferas III: Espumas. Madrid: Siruela.
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Cuelgo por aquí el texto (Infraestructurar la accesibilidad, visibilizar el cuerpo diverso) de retorno de mi presentación en las videoconferencias de #BAT_invisibles hablando sobre ciudad, somatografía y tecno-cuidados.
Aquí podéis echar un vistazo al resto de documentos, materiales y presentaciones, super-interesantes! Qué trabajo precioso! Gracias por invitarme/nos a esto urbanBAT!!!
Positional paper published in Convergence: The International Journal of Research into New Media Technologies, part of the research programme #xcol – Experimental collaborations
(co-written with Adolfo Estalella)
Abstract: This positional paper argues in favour of a research program for the exploration of experimental collaborations, a methodological approach whose epistemic engagement with the empirical work is experimental and whose relational mode is collaborative. Digital technologies have effected a process of redistribution of social science research by which non-experts and lay people are increasingly using and developing tools for the production of sociological knowledge. Under these circumstances we argue that such a redistribution of social science research is an opportunity to renew the epistemic practices of social scientists. With the proposal of experimental collaborations we invoke a twofold displacement for social research: From a merely observational to an experimental mode or research; and from individualistic or merely engaged conceptions of research to a collective exploration of problems yet unknown.
Keywords: experimental collaborations, redistribution of methods, experimentation, collaboration, co-production of science, hybrid institutions, devices, methods, methodology, Internet
Pre-print:
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Las infraestructuras que sostienen nuestra vida son el producto de diferentes rumbos históricos y prácticas cotidianas. Desde los discursos que las producen y envuelven, los regímenes de verdad que construyen “el problema” que deben resolver, los saberes especializados que las diseñan y montan físicamente hasta los usos diarios que las modelan y que, a su vez, pueden reproducir los valores que ésas mismas infraestructuras contienen o buscar hackearlas para cambiarlos. Diferentes ecosistemas culturales producen y a la vez se sustentan sobre infraestructuras diferentes. No son las mismas infraestructuras las que sostienen el MACBA de las que sostienen a la editorial Traficantes de Sueños. Ambas contienen un conjunto de relaciones, de discursos y de prácticas sin duda muy diferentes. Ni hablar ya si este enfoque lo llevamos a una escala más micro, viendo cómo las infraestructuras cotidianas, las que usamos, ensamblamos o cambiamos con el uso diario, contienen una cultura ordinaria de alto tonelaje.
Casos de estudio para la sesión:
A partir de las experiencias de todos y todas las asistentes al curso, recopilaremos y analizaremos un conjunto de infraestructuras de las que participamos o formamos parte, sean de carácter profesional, vital o una hibridación entre ambas.
[NOTA: para la sesión práctica utilizaremos los materiales de los capítulos 1 y 2 del libro Take Back the Economy de K. Gibson-Graham & co.]
Esto nos libera ligeramente de que al decir infraestructuras sólo sepamos entender “esas cosas que llamamos grandes sistemas tecnológicos” conectados (la luz, el agua, el gas, internet, etc.). Su planteamiento nos ayuda más bien a poner el foco en los diferentes formatos, tentativas y propuestas sociomateriales de “poner orden” (pp.19-21), pero no asumiendo la máxima modernista de que esto se pueda producir limpiamente, purificando y rompiendo con el caos y el desorden (a veces poner orden supone embarullarlo todo quizá cada vez más, porque se entra como un elefante en una cacharrería…). Nos ponen ante el problema de observar cómo se da empíricamente la consecución de un orden que nos actúe, que nos infra-estructure, que nos diga quiénes somos, pero (si es que esto tiene sentido) “por detrás” (lo digo pensando en cómo las bambalinas de un teatro o el trabajo del apuntador son capaces de sostener una actuación, una dramaturgia). Y digo “por detrás” porque ese trabajo suele ser “invisible”: la mayor parte de las veces una infraestructura es tal y no un verdadero problemón o un marrón, porque funciona sin que nos demos cuenta; esto es, porque el trabajo de las personas que la sostienen no se nos hace presente para que eso que hacemos o queremos hacer se nos haga tan fácil o difícil).
[youtube https://youtu.be/uVzeE5sdL9A]
Dicho de otro modo, más que en el resultado de la estandarización (los datos) pensemos el trabajo concreto para intentar formatearlos y mantenerlos: algo que no siempre lleva a generar esos seres o entidades que viajan sin modificarse (aunque esto es muy interesante, porque nos lleva a preguntas cada vez más concretas: ¿qué viaja y cómo impacta dónde? ¿cómo se valida y se dota de legitimidad a ese dato circulante, por parte de quiénes y para qué?). Si acaso, lo interesante es que ese trabajo de categorización, catalogación, coordinación y gestión que nuestras condiciones informacionales digitales actuales explicitan o hacen visible, con figuraciones siempre concretas, apunta más bien al ingente trabajo de crear y recrear las condiciones mínimas de ciertos hábitats, a través de sentar las bases de un hábito que habilite habitantes (por apropiarme la formulación de JL Pardo en “Las formas de la exterioridad”), aunque esto no siempre se consigue. Poniéndome pedante podría decir que esta manera de pensar la infraestructura extrae, creo, lo más relevante de la idea heideggeriana de pensar los sistemas sociotécnicos como “estructuras de emplazamiento” o como formas de “co-locar”, como a veces traduce Félix Duque la idea de la GeStell: esto es, de traer a la presencia las cosas en un modo específico, o de “emplazarlas”…
El próximo miércoles 29 de octubre a las 18h tendré el honor de participar en las videoconferencias de #BAT_invisibles hablando sobre ciudad, somatografía y tecno-cuidados.
Toda la información en la página web del evento
El evento es abierto y tendrá lugar en Kulturbasque Bizkaia Areteoa, (Avda Abandoibarra, 3 Bilbao). También puedes participar digitalmente desde esta web Podrás seguir en directo el streaming y participar con preguntas y comentarios en directo. Durante la sesión tambien estaremos atentos a todos los tweets con el hashtag #BAT_invisibles.
Somatografía y Tecnocuidados
Históricamente las ciudades han sido configuradas siguiendo patrones excluyentes que no atienden a las necesidades y características de todas las personas que viven en ellas. Patrones diseñados por una minoría que ejercen un poder sobre el resto, y que disciplinan y normalizan la vida desde aspectos económicos, políticos, físicos, de género, sociales…
Como resultado, aquellos cuerpos, aquellas realidades que no encajan quedan excluidas de la ciudad. Invisibilizadas y consideradas como inferiores o indeseables y, por consiguiente, tratadas como tal.
En la sesión de este miércoles hablaremos con Tomás de cuerpos excluidos e invisibilizados, de resistencias y autonomías, y de cómo construir una ciudad inclusiva con los cuerpos diversos. Él nos aportará su visión y experiencia desde su estudio sobre los cuidados tecnológicos y desde su participación en el colectivo “En torno a la silla” (estrechamente vinculado al “Foro De Vida Independiente” y a la comisión de diversidad funcional 15M de Pl. Catalunya).
Tomás Sánchez Criado es antropólogo social especializado en los estudios sociales de la ciencia y la tecnología. En los últimos 8 años ha venido estudiando etnográficamente la política material del cuidado, analizando las promesas y retos de distintos proyectos de innovación en el auto-cuidado, ya sean amparados institucionalmente o comunitarios (p.ej. teleasistencia domiciliaria, accesibilidad urbana y ayudas técnicas de bajo coste para la vida independiente). Actualmente es profesor e investigador en la Universitat Oberta de Catalunya.
Aquí podéis acceder al vídeo y al storify
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=TRqIvB6XmRE]
Daniel López, Israel Rodríguez Giralt and I have the honour of hosting the workshop “The radicalisation of care: Practices, Politics and Infrastructures” | #radicare
19 & 20 November 2014 | Barcelona, Open University of Catalonia
Guest speakers: Madeleine Akrich, Blanca Callén, Jérôme Denis & David Pontille, Rob Imrie, Joanna Latimer, Daniel López, Andrew Power, Vololona Rabeharisoa, Israel Rodríguez Giralt, Celia Roberts,Tomás Sánchez Criado, Manuel Tironi & Myriam Winance.
Graphic report by Carla Boserman
The event is free from charges, although registration is needed
For more information: The Radicalisation of Care
Post originalmente publicado en “En torno a la silla”
El pasado 17 de junio Alida, Marga y yo presentamos en BAU en la I Jornada de Objetologias: la materia contraataca
En nuestra presentación reflexionamos sobre los retos de la diversidad funcional para el diseño y cómo pensar éste desde una ética del cuidado.
Además del relatograma de Carla os dejamos por aquí el texto en PDF y la presentación que lo acompaña (con fotos y dibujos)
– “¿Cuidar a través del diseño? Cacharrear como una manera de hacer sitio a una vida independiente y más en común” (Marga Alonso, Alida Díaz y Tomás Sánchez Criado)
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