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Figuraciones de la colaboración, accesibilidad y el diseño del cualquiera

Hace unas semanas (el 26 de septiembre) participé en una mesa junto con Paco González en la sesión “Diseño colaborativo del espacio público”, moderada por Marc Grau y Joan Subirats, parte del Ciclo de debates del posgrado ‘Espacio Público: políticas urbanas y ciudadanía’ (UOC-UAB), que:

tiene el propósito de tratar el análisis, el diseño y la gestión del espacio público desde una visión transversal. Abordarlo desde múltiples dimensiones y capas, de forma integral, asumiendo la heterogeneidad y complejidad. Como tal, el espacio público es espacio de encuentro y de relación, integrando los principales valores de la ciudad; pero a su vez también es espacio de desigualdad, donde emergen conflictos y resistencias.

En este ciclo de debates queremos reflejar precisamente esta complejidad del espacio público. En la primera jornada trataremos sobre las oportunidades (y las limitaciones) del diseño colaborativo del espacio público, en tanto que estrategia para reforzar la inclusividad y la apropiación ciudadana del espacio. Y en la segunda, abordaremos el espacio público como espacio de control y de represión social, en concreto, en relación a diferentes formas de sexualidad que, a pesar de todo, encuentran también en el espacio público posibilidades de expresarse y de confrontarse con la hegemonía dominante.”

Aproveché la ocasión para experimentar con algunas ideas a las que le vengo dando vueltas en el último año (como parte de mi participación activa en el colectivo “En torno a la silla”, así como a raíz de numerosos debates con otra mucha gente vinculada y querida) y a las que en los últimos meses estoy en proceso de dar un poco más de forma:

1. ¿Cómo pensar qué significa participar en el diseño y cómo dar cuenta de ello? Ando explorando hacer algo así como una pequeña tipología de “figuraciones de la colaboración” en el desarrollo de tecnologías y productos de apoyo (a lo que me he venido dedicando tanto en la tesis como en mi investigación postdoctoral): esto es, una tipificación de los diferentes dispositivos o formatos de colaboración en procesos de creación colectiva por medio de los que se reúne y convoca de forma específica a personas, así como se delegan, recortan, presentan y esconden técnicamente diferentes distribuciones de tareas a las que serán sometidas, produciendo como efecto diferentes articulaciones o ensamblajes sociotécnicos:

Las tecnologías […] son formas de figuración materializada; esto es, aúnan ensamblajes [assemblages] de cosas [stuff] y significados en arreglos [arrangements] más o menos estables. Estos arreglos implican, por su parte, formas particulares de asociar humanos y máquinas. Una de las maneras de intervenir en las actuales prácticas de desarrollo tecnológico, por tanto, sería a través de la consideración crítica de cómo los humanos y las máquinas son actualmente figurados en esas prácticas y cómo podrían ser figurados –y configurados- de otra manera”

– L. Suchman (2007: p.227). Human-Machine Reconfigurations. Plans ans Situated Actions 2nd edition. Cambridge: Cambridge University Press (traducción propia).

El primer paso en nuestro método es reanimar la figura en el corazón de una determinada configuración, con el objetivo de recuperar las prácticas a través de las que viene a la existencia y se mantienen sus efectos. Reanimar una figura requiere prestar atención a su construcción retórica como ‘categoría de la existencia’, así como a las formas de corporeización que aparecen como sus ejemplos [stand as its instances]”

– L. Suchman (2012: p.49). Configuration. In C. Lury & N. Wakeford (Eds.), Inventive Methods: The happening of the social (pp. 48–60). London: Routledge ( traducción propia).

Y hablé en ese sentido, de algunos “falsos amigos del diseño colaborativo”, comúnmente empleados en el diseño urbano (véase, por ejemplo, algunas críticas recientes al formato participativo de Pensar Sol en Madrid: 1 y 2) y tecnológico:

(a)  usos validadores o sancionadores de procesos de diseño cuasi-completos (a los que denominé “diseño consultivo” o “diseño corroborativo” en función de la fase en la que se incorpora la voz del usuario);

(b) dispositivos en los que se pide a los usuarios que colaboren con su trabajo usando los cacharros o que proporcionen mucha información sobre sí mismos, pero haciendo esto comúnmente de un modo que impide que los usuarios puedan participar en el formateo de la información relevante para el curso de esos proyectos, productos y servicios (a lo que denominé formatos de “diseño colabodativo“).

2. Para interferir sobre esa tipificación de un modo política y éticamente relevante me está resultando increíblemente útil plantearme “a qué da acceso la accesibilidad”. Esto es, en qué nos permite pensar y cómo los discursos y prácticas en torno a la “accesibilidad urbana” (comúnmente entendida como un nicho discursivo de sistemas de medida antropométrica, tipificaciones de ambientes arquitectónicos y codificaciones legales que especifican las condiciones mínimas de tipos constructivos y sistemas de señalización para la diversidad funcional de sus habitantes, con el fin de hacer la ciudad más acogedora u hospitalaria, inscribiendo estas garantías o derechos en diseños urbanos “por defecto”, con los problemas que esto ha podido generar).

En estos meses, sin embargo, he venido ensayando la propuesta de que quizá la accesibilidad pudiera ser vista, si la leyéramos a partir de las reivindicaciones de los grupos concernidos y colectivos activistas por la vida independiente, más bien como una propuesta de radicalización de la democracia, en tanto significaría: revitalizar una cierta idea de autogestión o de gestión participada (como la implicada en un lema como “nada sobre nosotros sin nosotros”), que nos conmina no sólo a dar voz a todo el mundo en cómo quiere gestionar su vida (incluso con todas las dificultades que en ello puede interferir la diversidad de cualquiera), sino también hacer que nuestros formatos de diseño político y tecnológico sean más atentos a esas alteridades, a esos cuerpos diversos que comúnmente quedan fuera de las reflexiones y las consideraciones sobre cómo articular la vida en común (incluso en lugares donde esto no debiera ocurrir, por su vocación horizontal e integradora del cualquiera, como en los estallidos comunitarios experimentales del 15M en los que un olvido sistemático de estas cuestiones ha venido siendo denunciando, entre otras, por las comisiones de diversidad funcional, tanto en Sol como en Plaça Catalunya).

La accesibilidad, por tanto, emerge como némesis del diseño entendido como actividad creativa de un genio solitario que sabe lo que nos hace falta. La accesibilidad pudiera pensarse, en suma, como némesis de una cierta política tecnológica y del diseño de nuestros entornos que se plantea desde una distribución asimétrica de tareas y desde un modo de convocarnos a una vida regida por criterios ajenos a los propios de cada quién.

3. E intenté cerrar, vinculando ambas cosas, hablando de cómo en el fondo en situaciones como las que propician talleres de diseño colaborativo de productos de apoyo (como los propuestos por Bajo Coste o Funcionamientos en el Medialab-Prado, estos últimos más bien en la línea del diseño abierto/libre) pudiera observarse la articulación o la infraestructuración de nuevos formatos y sujetos de la colaboración que, atravesados por esta versión radicalizada de la accesibilidad, nos sitúan ante nuevos retos urbanos, políticos y de diseño (si es que estos términos pueden separarse): proponía, por tanto, pensar en y desde el “diseño de, por y para el cualquiera”.

El diseño de un cualquiera que quiere ser más que un consumidor o un pagador para ser libre, que se junta con otros cualquiera más o menos ignorantes a pensar/hacer y que para hacerlo necesita algunas condiciones: colocar a los expertos y profesionales en un plano de paridad y ponerse a cacharrear y a aprender a hacer de un modo más acorde a cómo quiere vivir su vida (convocando a otros cualquiera a que le ayuden a mejorar lo que hace a través de la documentación y difusión de su proceso, intentando, por tanto, “hacer la accesibilidad accesible”); pero también el diseño hecho por ese cualquiera que necesita las cosas de una manera determinada y no le vale exactamente de otra, que quiere poder decidir sobre ellas y que a veces no tiene más remedio que cacharrear para poder seguir adelante, siendo todo el proceso frágil y requiriendo de un tipo particular de mimo para poder seguir haciendo (cuando las condiciones institucionales y económicas que nos fragilizan no parecen hacer más que dilatarse y extenderse, requiriendo de nosotros que pensemos en otros formatos comunitarios de mercados y relaciones económicas); el diseño, en fin, para que ese cualquiera pueda intervenir en tener una vida personal y colectiva más digna y vivible

Un diseño para darse acceso a la vida pública, para poder fabricar (literalmente) esa posibilidad de un “nada sobre nosotros sin nosotros”, aunque para poder decir eso con orgullo haya veces que sea imposible no gritar: “Cualquier sistema que montéis sin nosotros, será derribado“:

[…] La acción humana depende de todo tipo de apoyos, siempre es una acción apoyada […] No podemos actuar sin apoyos, y sin embargo tenemos que luchar por los apoyos que nos permitan actuar”

– J. Butler (2012).  Cuerpos en alianza y la política de la calle,  Revista Trasversales, 26 (junio)

Os dejo por aquí el vídeo de la intervención.
Pero podéis también echar un vistazo a la reseña de la jornada hecha por el propio Marc Grau aquí.

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El cacharreo y su mimo | Panel “Arreglos, apaños, chapuzas y pegotes. Hacia una etnografía del cuidado material”, Sociología Ordinaria

Comunicación mía presentada en el marco del Encuentro Sociología Ordinaria el pasado 8 de mayo en el Medialab, hablando sobre ética del cuidado material y del proyecto en el que colaboro “En torno a la silla
El título que en un primer momento di era:

Haciendo sitio a colgantes y rampas. Mimo y apuntalamiento de las infraestructuras para la vida independiente

Pero para la charla lo cambié a:

El cacharreo y su mimo: Etnografiando el cuidado material en un proyecto de diseño activista para la vida independiente

Puede verse y descargarse el vídeo original aquí

Os dejo el vídeo de YouTube por acá…

[youtube=http://youtu.be/GE5IaWMj_KI]

En cualquier caso, esta presentación no se entiende sin las otras que conformaban la mesa, de las que os dejo aquí los enlaces:

– Daniel López: “El descuido del telecuidado

– Blanca Callén: “La vejez electrónica: hacia una ética del cuidado y la reparación (material)

– Vanina Hofman: “Historias de pantallas, ratones y teclados. Un acercamiento crítico a la preservación del arte digital

– Ronda final de preguntas y respuestas

Todas estas ponencias integraban el panel:
“Arreglos, apaños, chapuzas y pegotes. Hacia una etnografía del cuidado material”, del que os dejo aquí el abstract

El cuidado ha sido tradicionalmente una práctica alejada de la discusión pública, justamente, por su carácter ordinario. De hecho, su ordinariez ha sido lo que los estudios feministas han contribuido a poner en cuestión. Y es precisamente porque es ordinario, porque remite a aspectos mundanos e imprescindibles, que el cuidado debe estar en la agenda pública y política. Desde los primeros trabajos feministas sobre la ética del cuidado, esto ha conducido a una reconsideración de las complejas características del trabajo de cuidado: el reconocimiento público de necesidades, ya sea mediante leyes y/o políticas; la responsabilización en relación a dichas necesidades, ya sean definidas como individuales o colectivas; la correspondiente distribución equitativa de las tareas asociadas al cuidado y el trabajo material que todo esto implica, o la relación de cuidado tanto en su dimensión física como emocional (Tronto, 1993).

Sin embargo, si bien el “carácter material del cuidado” ha comenzado a estudiarse desde las ciencias sociales (Twigg, 2000, 2002; Mol, 2008; Mol et al., 2010), el “cuidado de lo material” parece que no ha profesado el mismo interés (Graham & Thrift, 2007; Gregson, Metcalfe y Crewe, 2009; Henke, 1999; Denis & Pontille, 2011; Puig de la Bellacasa, 2011, 2012). Probablemente esto se debe, una vez más, a su carácter doblemente ordinario. Dado que los objetos aparecen como “infraestructuras” de nuestra actividad, incluida la actividad de cuidar, el cuidado de los material es doblemente invisibilizado. En este simposio queremos prestar la atención que se merece a los arreglos, apaños, chapuzas y pegotes de nuestro mundo material más inmediato. A esas prácticas ordinarias de cuidado material que nos permiten “tirar p’adelante”, sostenernos y dar continuidad a las actividades que llevamos a cabo. Ya sea como profesionales, activistas del “hazlo tú mismo” o como gente “apañada” o “manazas”, nos interesa explorar tanto las prácticas de reparación como las de mantenimiento, las que de un modo más o menos intencional buscan esquivar la reparación anticipando el desgaste y la ruptura. A través de ellas queremos interrogarnos por los efectos que genera su in/visibilización a nivel político, económico, social o ético, así como por qué efectos efectos de exclusión / inclusión genera en términos de los actores implicados y la distribución de responsabilidades.

Fe de erratas (publicado en el blog de En torno a la silla)

“[…] con las prisas, Tomás no contó bien la historia de la rampa primigenia y su lema (aquella de la que tenéis la foto colgada como portada del blog), de la que surgen gran parte de nuestras inquietudes. Para hacer justicia, os contamos un poco mejor por acá: la rampa amarilla fue un encargo hecho por la Comissió de festas del Carrer Fraternitat, la calle de Sebastián Ledesma, en el marco de las Festas de Gràcia de 2011, para devolverle la accesibilidad que por la disposición de los adornos, escenario, se pierde en los días de fiesta, etc.

Alida, Rai y Pepe se pusieron manos a la obra con ello y pensaron en darle otro toque, para que fuera algo más que una tarima, de donde salió el lema ‘La revolució serà accessible o no serà’ que tiene escrito.

A esto se añadieron otras iniciativas, como la impulsada por Xavier Duacastilla de hacer un informe sobre la situación de inaccesibilidad durante las fiestas, a partir de un paseo que visibilizara que “para nosotros no nos hacen gracia estas fiestas”. Las rampas y la visita a las fiestas tienen mucho que ver con la existencia de la Comisión de Diversidad Funcional del 15M en Pl Catalunya y, en cierta manera, expresan el espíritu de la misma…

Para una historia más detallada ved estos dos post del blog de la Comissió de Diversitat Funcional del 15M Plaça Catalunya de agosto (1) y septiembre (2) de 2011.”

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En torno a la silla


Llevo desde finales de noviembre colaborando etnográficamente y participando activamente en el proyecto “En torno a la silla“, auspiciado por el MediaLab-Prado en su convocatoria Funcionamientos. Diseños abiertos y remezcla social.

La convocatoria de Funcionamientos. Diseños abiertos y remezcla social del Medialab-Prado nos ha facilitado concretar una propuesta de entre el infinito universo de posibilidades que ofrece la complejidad de la diversidad funcional. Cuando decimos diversidad funcional, no estamos diciendo “discapacidad” o “minusvalía” de otro modo, estamos diciendo: todos somos diversos funcionales y estamos reivindicando esa condición, contra la idea del cuerpo normalizado, contra el cuerpo excluido por un funcionamiento singular, pero también contra el cuerpo sujeto en la producción y reproducción del sistema, contra el cuerpo expoliado de sus potencias. Entonces es importante para nosotros llevar esta noción a cuestas, dejar que ella interpele, conforme e impregne nuestros territorios: diseñando desde la diversidad, acortando los requerimientos funcionales de nuestros lugares, creando caminos de participación en los procesos de diseño de nuestras bases territoriales: vecinales, barriales, creando entornos capacitantes en el verdadero sentido, estimulantes, alegres, inquietos…

El proyecto propuesto consiste en diseñar y prototipar tres objetos que constituyan un kit y que acoplados a la silla habiliten otras posibilidades al usuario: una rampa portátil, una mesita abatible y un reposabrazos-maleta. Por lo mismo, la idea es poder diseñar también una plantilla básica de los objetos y un esquema de montaje que faciliten su construcción y su adaptación a las posibilidades técnicas de las que se disponga.

Acabamos de abrir el blog y en él iremos buscando documentar la experiencia y reflexionar sobre el proceso en el que nos estamos metiendo…

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All age city

Me crucé con el interesante proyecto All Age City

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=ZFzGbadh6_U&hl=es_ES&fs=1]

“Un resumen de la jornada de comunicación a las instituciones regionales y locales organizada por el Obs y celebrada en CENDEAC para presentar ‘All age city’, el proyecto de Andrés Jaque Arquitectos & Moho Arquitectos, englobado en las propuestas del TISSPAS (Taller para la Innovación Social y el Desarrollo de Servicios y Productos Arquitectónicos Sostenibles) para la Región de Murcia”

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Informática adaptada y accesible | SENDA

28 Junio 2010 | SENDA: Informática adaptada y accesible

“A determinadas edades, el control de los sentidos disminuye debido a los problemas de visión o de precisión en los movimientos de las manos. La informática adaptada permite a las personas con dificultades una óptima utilización de los periféricos del ordenador.”

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Noticias de Guipuzkoa – Entrevista a M.A. Valero

Una entrevista a Miguel Ángel Valero ha aparecido recientemente en el periódico Noticias de Guipuzkoa. Según esta noticia: “Valero participó ayer en el primer encuentro sobre responsabilidad social tecnológica que se celebra en Donostia. De hecho, es miembro del comité asesor de la Fundación Tecnología Social, uno de los organizadores del evento. Para él, la tecnología apropiada debe cumplir las cinco ‘E’s (ser eficaz, eficiente, efectiva, ética y estética)”

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DRT4All 2009 (Barcelona) – Congreso Internacional sobre Domótica, Robótica, Teleasistencia

Como dice en la página web del congreso: “Las tecnologías de la información y la comunicación y los avances derivados del desarrollo de la electrónica en general, así como la domótica y la robótica en particular, están experimentando avances considerables en los últimos tiempos. Ya forman parte de nuestra vida diaria. Su utilización resulta necesaria en muchos casos e imprescindible en otros. Es raro el ámbito de actuación donde no nos encontremos con alguno o varios elementos tecnológicos actuando como herramientas facilitadoras.

Son tantos y tan variados dichos ámbitos en los que encontramos estas tecnologías que su falta de implantación está provocando más de una brecha de exclusión derivada, entre otras razones, por la dificultad de su uso, la ausencia de criterios en el diseño y la falta de compatibilidad entre dispositivos.

Las personas que presentan limitaciones funcionales, ya sea por discapacidad o por motivos de edad, y en general todas las personas que por una u otra razón tienen necesidades diferentes a las consideradas normales aumentan en número con el paso del tiempo. El desconocimiento sobre la existencia de estas nuevas tecnologías y la dificultad en su manejo aumenta también entre los integrantes de estos grupos de personas.

Es un hecho evidente que estas tecnologías pueden y deben ayudar a todos, pero particularmente a aquellos que tienen limitaciones funcionales, tanto a realizar tareas de la vida diaria con mayor facilidad y en mejores condiciones, como a integrarse más en la sociedad a la que pertenecen, contribuyendo así, con sus capacidades, al desarrollo de la misma.”